PARA TERE
No hay palabras para
describir el horror, la pena y también la desesperación de saber que es para
siempre, que el hecho infame es definitivo, que no habrá nunca marcha atrás.
Tampoco hay consuelo ni alivio, resonarán siempre las palabras terribles
ligadas al drama que supone segar una vida en plena juventud.
Pero sí podemos recordar a
Tere. Una mujer joven amable, cariñosa, educada, que fue buena hija, madre,
hermana y seguro que también, buena esposa. Una mujer que merecía vivir en paz,
con su familia, sus amigos y vecinos, disfrutando del trabajo y de sus
aficiones. Una mujer que tan solo quería iniciar una nueva etapa de su vida, en
las condiciones que ella elegía, para vivir cómo deseaba.
No quiero emplear palabras
fuertes ni desagradables, solo recordarla y que queden grabados para siempre
los recuerdos tan dulces que nos ha dejado. Tere siempre tenía una buena
palabra, enviaba mensajes muy cariñosos, demostraba su aprecio y apoyo cuando
alguien emprendía una acción que a ella le parecía positiva. Así que, por mi
parte, tan solo quiero escribir que, por encima del horror, la pena y la
desesperación, va a prevalecer su recuerdo de persona buena, entrañable. Nos
sonreirá para siempre, seguro, reencarnada en miles de flores que, en el mes de
mayo, seguirán adornando los caminos de Caso.
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