CON HONORES. Cristina Valdés, una casina en Harvard
Cristina Valdés, en la entrada del Real Colegio Complutense de Harvard |
Vivir
un otoño bostoniano, siendo de nacionalidad extranjera, es un privilegio que
solo alcanzan personas con honores. Una de ellas es Cristina Valdés Rodríguez, profesora
de la Universidad de Oviedo y delegada de Uniovi en la Universidad Complutense de
Harvard. Además, a partir de este otoño de 2023, podrá incorporar en su
Curriculum Vitae el gran honor de haber sido investigadora en el Departamento
de Lenguas Románicas de esta universidad. Y ejerciendo como tal, sentada en su
despacho del Real Colegio Complutense de Harvard, nos cuenta su experiencia. Son
las 22:30 de la noche aquí, en Asturias. Allí, en Harvard, son las 16:30 y es
de noche también.
Un
largo y trabajoso camino separa el anaquel de madera donde se guardaban los
viejos libros familiares en la casa de la Llera, y la estantería de la
biblioteca de Harvard, en la que, cada día laborable de este trimestre,
Cristina recoge los títulos que previamente ha pedido para su consulta. ¡Toda
la vida rodeada de libros! En esta historia que contamos hoy tienen mucha
importancia. “¡Siempre vienes con daqué libru!” le decía su güela -Ignacia la de la Llera- cuando subía
a Sotu los fines de semana. Y Cristina fue creciendo entre lecturas que le
hicieron interesarse por la cultura, los viajes y el mundo, también por el
estudio de idiomas. Cuando llegó el momento de acceder a la universidad, eligió
Filología Inglesa, “una carrera muy completa, estudios que abren mucho la
mente, que te permiten poder viajar y conocer a otras personas”. En cuarto
curso, tuvo la suerte de poder participar en una de las primeras ediciones de
los cursos Erasmus, que realizó en el norte de Inglaterra, en “una zona minera,
industrial, que se parece mucho a Asturias, también había pasado la crisis, donde
me encontré muy a gusto”. Cuando finalizó la carrera, solicitó una beca del
Ministerio de Educación que le permitió trabajar cuatro años en la Universidad
y realizar su tesis doctoral, sobre un tema tan innovador como fue la traducción
en la publicidad, que publicó en 1999. Ya era madre de su hijo mayor, Carlos, al
que seguiría Juanín.
LA
CARRERA DE CRISTINA
Cristina
es joven, pero tiene una larguísima carrera académica, como docente y como
investigadora, siempre vinculada a la Universidad de Oviedo. Fue profesora de materias
como “Cultura y Civilización de Gran Bretaña”, “Literatura inglesa del siglo
XVIII”, “Inglés” para Ingenieros de Minas, de Telecomunicaciones, en Turismo,
una diversidad que ella considera muy enriquecedora. Tras la implantación del
Plan de Bolonia, es docente de la materia de “Traducción” e impartió “Traducción
Audiovisual”, “Traducción Literaria”, “Traducción y Localización” y “Teoría de
la Traducción”.
¿CÓMO LLEGÓ A HARVARD?
La
aventura en Harvard esta vez tiene una duración de tres meses -entre septiembre
y diciembre- pero arrancó en el mes de enero, cuando Cristina realizó una
estancia de 20 días para comprobar las posibilidades que tenía la incorporación
de la universidad asturiana en el “Real Colegio Complutense en Harvard”. Tras
ella, otros dos profesores de la universidad -Marián González Rúa y Javier
García Ámez- seguirán el mismo camino, marcando un hito en la historia de
nuestra universidad y contribuyendo al posicionamiento de esta en los rankings
internacionales.
Para
poder disfrutar de esta estancia se debe superar un proceso de selección muy
complejo. Primeramente, es necesario contar con la recomendación de un profesor/
investigador, que escribe una “carta de recomendación”. En el caso de Cristina,
fue Doris Sommer, académica en Literatura, reconocida internacionalmente. Tras
lograr la aprobación del Departamento americano, se iniciaron los trámites para
obtener el visado, que en este caso está esponsorizado por Harvard, lo que le
permite disponer de una tarjeta para usar todos los servicios.
¿QUÉ
HACE CRISTINA EN HARVARD?
La
jornada comienza muy temprano y transcurre entre el despacho del Real Colegio
-rodeado por esos edificios imponentes que vemos en las películas- y la
biblioteca. Come en el edificio histórico donde se halla el centro y, cuando puede, visita alguno de los museos que forman parte del complejo
universitario “maravillosos, con obras de Picasso y Goya”. Ese es uno de los
aspectos que más llaman la atención a Cristina, el aprecio que tienen en Boston
por las instituciones académicas y culturales, gracias a la figura de las
fundaciones, en las que los patrocinadores privados tienen un papel muy
importante.
La
universidad de Harvard ocupa buena parte de la ciudad de Cambridge, situada a
las afueras de Boston. Cristina vive en Brookline, con una señora americana “muy bohemia”, con
la que “estoy encantada, nos llevamos muy bien, es muy cariñosa, sacamos
trapos, el otro día me regaló un pañuelo y un broche, yo pruebo la ropa que
compra…”. A cambio, Cristina le cuenta cómo es Asturias y le explica cómo es
“el aire les casteñes”, tan parecido al que se levanta en esas tierras tan
lejanas, verdes y húmedas, como las asturianas. También le habla de Sotu, de
los montes que se ven desde la casa familiar; de la Vega de Brañagallones, del
concejo que vio nacer a su madre. Enseña las fotos que lleva en su teléfono a
su casera, también a los colegas americanos, que se sorprenden con nuestros
paisajes. ¡Seguro que alguno se anima a visitar el Principado!
La
experiencia está siendo intensa y muy gratificante. A pesar de ser una enorme institución,
sigue teniendo mucho peso el contacto directo, las redes y relaciones personales.
Al ejercer como delegada y disfrutar de la estancia como investigadora en el
departamento de Lenguas Románicas, Cristina tiene una agenda muy apretada que
debe cronometrar de forma meticulosa: todos los días, además de las sesiones
normales de trabajo, participa en actividades. Algunas son académicas, como
conferencias, seminarios de doctorado… otras tienen un carácter más social: conciertos,
presentaciones de libros, despedidas, homenajes.
Además
de continuar con sus publicaciones y revisiones, trabaja en dos proyectos. Uno
de ellos tiene relación con Doris Sommer, la profesora que firmó su carta de
recomendación, pionera en una metodología muy novedosa que aplica el arte en la
lectura de textos. El segundo proyecto tiene mucho que ver con nuestra región,
pues consiste en recoger material para estudiar el legado y la pervivencia de
los asturianos emigrantes en Estados Unidos. ¿Qué rasgos se conservan de la
lengua asturiana? ¿Costumbres, refranes?
TAN
LEJOS, TAN CERCA
Cristina
tiene muy claro que la cultura propia, la familiar, nos acompaña durante toda
la vida. Como filóloga, la estudia y también intenta “barrer para casa”: el verano pasado fue directora de los Cursos
de Verano de Llingua Asturiana que se celebraron en nuestro concejo y le
gustaría que la próxima edición se celebrara de nuevo aquí.
Aunque
sus estancias en Sotu se fueron espaciando, siente al concejo muy cerca. Como a
todos los casinos, le preocupa el futuro del concejo, los problemas económicos
y demográficos, la incertidumbre respecto al futuro. ¿Qué ocurrirá? “No me
gustaría que se llenara de barullu, pero sí creo que se-y puede sacar munchu
más partíu”. ¿Cómo? “apostando por la actividad cultural, la deportiva, la
relacionada con la alimentación”, aunque entiende la enorme dificultad derivada
de la sangría demográfica, y lo difícil que es vivir allí de manera permanente.
Así
fue cómo Cristina, esa nena tan estudiosa y responsable que todos los fines de
semana venía cargada con libros a la Llera, llegó a la universidad de Harvard. En
su “otoño bostoniano”, vive una experiencia intensa y muy gratificante, tras
tantos años de estudio. ¡Felicidades, Cristina! En el concejo nos sentimos muy
orgullosos de ti y del trabajo que estás realizando.
Cristina, gran profesora y persona. Siempre supo estar a la escucha de sus alumnos. Una decana con muchos valores que siempre supo estar disponible para todo aquel que lo necesitaba. No tuve la suerte de disfrutarla como profesora pero sí como persona. Gracias portodo y por llevar siempre la Universidad de Oviedo y las letras al nivel de reconocimiento que se merece y qur tú te mereces.
ResponderEliminarAnaís
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