LAS FERIAS DE OCTUBRE EN CAMPO DE CASO

 


Las ferias de octubre de Campo de Caso se celebran desde 1892 con el objetivo de fomentar y estimular la cabaña ganadera del concejo casín. El evento se sostuvo con muchas dificultades hasta la pandemia  y cada año vio decrecer el número de participantes, por la reducción de la cabaña ganadera y los ganaderos. Es un trabajo del ayuntamiento de Caso que, en colaboración con diversas entidades, organiza el concurso-exposición y la feria, a los que se añaden un mercado de productos artesanales. En el pasado también se celebraba romería por la noche. Las fechas normalmente coincidían con el 7 (para el concurso) y el 8 (para la feria) y conllevan un intensísimo trabajo de planificación, en el que se vuelcan responsables municipales, funcionarios y trabajadores eventuales para que todo salga perfecto.

 El concurso-exposición está especializado en ganado de la raza asturiana de la montaña o “casina”, en los apartados de toros, novillos, becerros, vacas, novillas y becerras, con una exposición de ejemplares de la raza asturiana de los valles y la raza suiza-parda, así como de ganado caballar, lanar y cabrío. 



En la jornada siguiente tiene lugar la celebración de la feria: es el día de los tratantes que, vara en mano, conducen al ganado hasta el recinto ferial -en el pasado, era en el prau la Feria-, para venderlo al mejor postor, en busca cada año de los mejores precios para sus preciosas reses. La compra-venta se confirma mediante el “trato” que, aun consistiendo en un simple apretón de manos, asume una carga de responsabilidad y fidelidad a la palabra dada que pocos ganaderos se atreven a traicionar. 

A partir de las dos de la tarde, la feria comienza a declinar. Hasta hace pocos años, era habitual que los chigres del pueblo se llenaran de comensales: unos pendientes aún de cerrar el negocio; otros, celebrando la buena venta de sus reses y la mayoría, festejando la asistencia a les feries y el encuentro con amigos y colegas profesionales.

Son, sin duda, días de fiesta para el pueblo y para el concejo, por el ambiente que se crea y la oportunidad de encuentro con vecinos y conocidos. Contienen muchos valores: el compromiso de la palabra, la voluntad de negociación, el esfuerzo por mejorar la economía. Sobre todo, conservan el principio de la comunidad, la voluntad de actuar cada uno desde su parcela: el ayuntamiento organizando, los patrocinadores contribuyendo, los ganaderos participando y los asistentes, simplemente, disfrutando. 

Y todo ello, entre el sonido de los cencerros -lloqueros, en Casu- y el olor a ganáu.

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